Saltar al contenido

Escalando en Uskedalen. ¿El Yosemite noruego?

¿Un fin de semana entero de cielo azul con temperaturas frescas y secas? Esto no pasa muy a menudo en los fiordos. Ove y yo decidimos bajar a Uskedalen, y trás un poco de persuasión, Roar estaba dentro. Todo listo.

En la región de Bergen, Uskedalen es conocido como el lugar para grandes vías en granito. La verdad es que no había visto demasiadas fotos del lugar ni leído mucho acerca de sus rutas. Supongo que tenemos tanta roca en un radio de una hora conduciendo, que no solemos ir mucho más lejos. Una vez llegamos al lugar, todo cambió: este lugar es como Yosemite. Bueno, tal vez si Yosemite tuviese un hermano pequeño nórdico.

De cualquier modo, un océano vertical de granito de 1500m de altura sobre un valle glaciar a los pies del fiordo de Hardanger.

 

Llegamos al valle el sábado a las 10.15 viendo la hora que era, decidimos que lo mejor iba  a ser escalar en el hombro de Vetletind. Nos decidimos por Alchemist: tres estrellas en la guía, 250m, 5 largos y dificultades hasta el 6º Noruego. (6a/6a+)

 

 

Parecía un buen test para ver cómo nos desenvolvemos en las placas y finas fisuras del valle.

El estilo de escalada es increíble. Es un granito con formas suaves pero a la vez extremadamente adherente. Se avanza por la placa enlazando finos sistemas de placas. Hacia el final de la vía hay dos pequeños techos que hay que pasar.

  

El segundo largo tiene una placa un poco picante. No tanto por la secuencia de movimientos, si no más bien por qué es comprometida de abrir. Prácticamente no hay posibilidad de protección durante unos cinco metros hasta llegar a un bolt. ¡UN BOLT! Es el primero y único que me he encontrado en una tapia en Noruega.

Me alegro de no haber abierto ese largo aunque de segundo era increíblemente disfrutón.

Desde la segunda reunión se podía contemplar el majestuoso glaciar de Folgefonna, el valle de Rosendal y el fiordo de Hardanger. Sin embargo, en ese momento también empezó a pegar la sombra en el muro y vaya fresco…

 

La vía ofrece buena protección, a veces tienes algún tramo en el que no puedes poner nada, pero en general después de cada sección un poco comprometida siempre encuentras el emplazamiento perfecto para un buen cam o excéntrico. En esta roca es prácticamente fundamental un juego de fisureros offset, un juego de peanuts no viene nada mal, y utilizamos bastante los offset cams pequeños y medianos.

 

Abrí tres largos y Ove dos. Funcionamos bien en la cordada de tres, pero este día avanzaba un poco lento en mis largos. Se suele encontrar buenos puntos de protección pero hay que jugar bastante con los cacharros antes de encontrar el bueno, incluso en las reuniones.

Para el día siguiente queríamos hacer alguna de las vías que salen por arriba. Pero a este ritmo, iba a ser un poco justo comernos 13 largos en el día.

De vuelta en el coche aprovechamos las últimas luces del día para disfrutar del perfil de la montaña mientras planeábamos la ruta para el día siguiente.

 

Nos fijamos en una vía llamada Akslo que subía a la cima de Ulvanosa (1248m) prácticamente empezando al nivel del mar. Primero hay que subir una tapia de unos 650m y luego hay que seguir por una larga arista a cima.

Las dificultades máximas son de IV, pero una vía tan larga no hay tiempo para avanzar largo a largo, por lo tanto la estrategia iba a ser escalada en ensamble. Ove iría de primero y Roar y yo avanzaríamos simultáneamente a unos 15 y 20m de distancia. La idea es intentar llevar siempre por lo menos dos piezas de protección entre nosotros y movernos rápido. Estimamos una hora para la aproximación y unas dos o tres horas para la escalada.

Desde la cima se puede volver al valle por un sendero de montaña que baja por la cara opuesta a la pared y da la vuelta al macizo hasta volver al valle. Rock n’ Roll!

Además, si jugabamos bien nuestras cartas, estaríamos al sol prácticamente todo el día. Sí; en Noruega se busca escalar al sol.

Bueno, vale; es hora de volver a la furgo/cabaña de Ove para una cena acogedora y la cerveza del encadene.

 

Domingo 07.00 suena la alarma. Desayunar, preparar material, meter material, sacar material, re-desayunar, volver a preparar el material, volver a desayunar y al final, para las 08.15 ya estamos en marcha.

 

Decidimos dejar el coche en la mitad del valle, de esta forma tendríamos que subir hasta la parte alta del valle a la mañana, pero al volver por la parte baja solo habría que subir medio camino. La verdad que tuvimos mucha suerte porque al de nada de haber empezado a caminar, vemos subir el coche de Vibeke y Damian que se dirigían al mismo punto de partida, y lo mejor de todo… ¡tenían 3 plazas! ¡10 puntos!

 

Hicimos la aproximación juntos. Cruzamos un río, un bosque, un campo de arándanos y una morrena glaciar que parecía un spa.

 

Después del spa, siguieron para el hombro derecho de la montaña y nosotros tuvimos que volver a cruzar la placa bordeando las partes mojadas para llegar a nuestro pie de vía.

Creemos que empezamos la vía más hacia la izquierda de donde debería empezar, puesto que nos desviamos bastante para bordear los desagües del nevero, y los primeros metros se hicieron un poco más técnicos que la tónica general de la vía.

Sin embargo, enseguida nos juntamos a la línea principal y empezamos a avanzar rápido.

  

1h hasta al pie de vía y dos hasta arriba del primer pilar de 650m. Todo está funcionando muy bien hasta ahora.

Nos sentamos a disfrutar de la vista y tomarnos unos snacks. No obstante en el horizonte se empezaban a formar nubes. No estábamos en el punto de emergencia, pero sí en el punto de mejor moverse y cubrir terreno por si acaso.

 

Desde este punto podemos ver perfectamente la arista que lleva a cumbre, pero se vé lejos y larguísima…bueno, poco a poco.

Antes de llegar a la arista tenemos que cruzar la cima intermedia de la montaña, es muy llanita, redondeada y progresiva, nos desencordamos y calzamos las zapatillas de aproximación para cubrir terreno más rápido.

 

Después de algún tiempo, por fin llegamos a la base de la arista. Es empinada, con exposición en ambos lados y algo de piedra suelta, pero a la vez sólida y firme. Puro alpinismo.

Segunda ronda de snacks, vuelta a los pies de gato y hora de poner el modo guerrero en marcha.

Ove se lanza a la arista y empieza a avanzar como un tren. En algunos tramos se avanza  rápido y son muy disfrutones en otros hay algún punto más delicado en el que nos tomamos un poco más de tiempo para protegerlo.

 

 

Recuerdo en este balcón en particular mirar a Roar, que no podía contener una gran sonrisa mientras afirmaba:

“Esta debe ser la mejor escalada que he hecho nunca. Es simplemente una pasada.”

La verdad es que es dificil contra-argumentar esta afirmación cuando estás en una arista de alta montaña, en medio de un océano de granito, completamente rodeado por fiordos y enfrente del tercer glaciar continental más grande de Europa.

Pronto después salimos de la arista: Summittider!

 
Nos llevó unas dos horas cruzar la cima intermedia y la arista. 5h en total del coche a cima.

Es hora de sentarse y volver a comer. En este punto empiezo a estar tremendamente cansado de los sándwiches de mantequilla de cacahuete, pero un hombre tiene que hacer, lo que un hombre tiene que hacer.

La cima de la montaña es muy especial. Tenemos una gran vista integral de nuestra arista y de la arista que conecta Ulvanosa con Geitadalstind. Toda la meseta somital parece haber explotado y está llena de bloques de granito, incluso hay una pequeña plaza llena de rocas de mármol. De hecho, me llevé un pedazito de mármol a modo de recuerdo.

 

Tras habernos relajado un buen rato al sol, empezamos a notar que las nubes estaban volviendo a coger densidad, así que empezamos el descenso. Por algún motivo pensábamos que el descenso no iba a ser muy largo, pero una vez arriba nos damos cuenta de que hay que bajar por la falda trasera toda la montaña de 1400m, antes de tener que bordear todo el valle para volver al coche. El camino y la excursión son destacables, de hecho el club noruego de senderismo ma tiene muy bien marcada y catalogada como negra.

Roar avanza un poco más lento en el descenso debido a que tiene la rodilla un poco resentida. Yo avanzo rápido para intentar salvar la tormenta e ir acercando el coche mientras que Ove anda un poco por el medio. De veras parecía que nos iba a coger la tormenta, pero cuando ya la teníamos prácticamente encima, el viento roló y la pasó al otro valle.

 

 

Parece que podemos relajarnos. Ove y yo encontramos un buen sitio al sol en el que nos echamos una siestita esperando a Roar.

Tras otro buen cacho de marcha llegamos al coche 5h después de haber llegado a la cumbre de Ulvanosa. Una buena travesía circular de 10h para ser recordada.

¿Lo mejor de todo? El food truck de comida tailandesa a las orillas del valle en hardanger con la vista perfecta de toda nuestra montaña. Bueno, probablemente no fue lo mejor, pero sin duda nos lo merecíamos.

 

Gracias Ove y Roar por este fantástico fin de semana y por algunas de las mejores fotos de este artículo. Seguidles en Instagram para más actividades inspiradoras en Noruega. @dromlan y @epiphanytoilet

1 comentario en «Escalando en Uskedalen. ¿El Yosemite noruego?»

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

A %d blogueros les gusta esto: