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Enamorados del Saboredo

Aprovechando que los refugios acaban de abrir, decidimos subir el finde al Saboredo sin un plan claro en mente pero con muchas ganas de esquiar.

4.40a.m. suena el despertador y nos ponemos en marcha.  Tras una hora de foqueo llegamos arriba del telesilla de Peulla. Disfrutamos del amanecer mientras hacemos la primera transición y bajamos por un bosque de nieve purgada hasta la val de ruda. Focas otra vez y para las diez llegamos al refugio.

Durante ésta última subida nos sentimos como un niño en una tienda de golosinas:

-“¡has visto ese espolón!”

-”¿En esa pared habrá vías?”

-”¡Dios, si eso parece el Brevent!”

-”¿Y esa cara norte? ¿Y esa cascada de hielo?!”

Al llegar al refugio tomamos un almuerzo rápido estudiando las opciones. Tenemos a vista muchos sectores de freeride, couloirs obvios con mucha presencia pero de fácil acceso y picos espectaculares. Los guardas del refu nos confirman que todo está bueno, que la nieve no ha transformado y que el powder sigue muy suelto.

Desde este punto es difícil no fijarse en el Tuc de Ratera y su gran pala blanca que domina el valle. En vista de que todavía es pronto ponemos rumbo a su cumbre. La aproximación es increíblemente agradable y la panorámica de Amitges es espectacular. ¡Es couloir landia! Resulta impresionante la cantidad de líneas tán estéticas, fieras y bien formadas que hay. llegamos al pie de la última pala con muy buen timing y nos relajamos un poco. Fuet, barritas, agua, cuña de queso a mordiscos y para arriba.

Sin embargo aquí empieza a complicarse la cosa.

Está última pala está en un circo que concentra con muchísima fuerza la luz del sol y en el que no se cuela nada de viento. Realmente se hace penoso; nos cocemos y por primera vez mantenerse en la traza empieza a ser complicado incluso con cuchillas.

Ahora sí; tras seis horas de actividad empiezan esos indicios desagradables de pérdida de fuerzas de esas que no quieres que se transformen en una pájara. Subimos los esquís a la espalda, calzamos los crampones y menos mal que a medida que ganamos altura empieza una brisita muy agradable que nos devuelve la energía. Sorprendentemente en la cumbre a 2860m se estaba muy a gusto.

Tras reponer fuerzas, entramos en la cara este que nos la encontramos sin ninguna traza y con dos palmos de nieve polvo suelta sobre una capa bien asentada. Bang! Nos lanzamos a destrozar la pala a giro ancho y la sensación de planeo es espectacular, se puede cargar con todo. Pocas veces se esquía en nieve tan suelta.

Sí; hero snow, sin duda. Existe y la tenemos en casa.

Desde la subida se podía apreciar el canal nordeste. Es muy atractivo, pero lo descartamos por no ver la entrada clara. Sin embargo, Julen no podía dejarlo pasar. Sin decir nada y como el que no quiere la cosa se lanzó con todo marcándose uno de los descensos más potentes que he visto en bastante tiempo. Esperad a que subamos el video de su gopro…

Tras un par de palas más de happy riding llegamos al refugio con diez horas de actividad en la mochila y una sonrisa de oreja a oreja.

En el refugio nos juntamos con otro grupo de amigos, conocemos gente nueva, nos contamos batallitas, disfrutamos de una gran cena y para las nueve estámos en la cama. Al día siguiente nos despertamos ante un gran amanecer, con un buen desayuno y ganas de volver a salir ahí fuera.

Ya teníamos hechos los deberes de hacer un pico representativo, así que ya basta de alpinismo; con esta nieve la cosa está para freeride. Elegimos un par de sectores este y norte de corta aproximación con palas amplias, buenos cortados, corredores y a jugar! Como bien dicen los guardas del refugio este sitio es disneyland. Es un terreno de juego espectacular y lo mejor es que prácticamente estás solo.

Iremos subiendo más videos. De hecho los mejores!

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2 comentarios en «Enamorados del Saboredo»

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