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Dos días explorando el Valle de Tena.

Las últimas semanas, me he dado un buen empachado de freeride. No me entendáis mal, me encanta la sensación de ingravidez en el polvo frio y seco, pero la montaña invernal ofrece muchas más sensaciones igual de disfrutonas que empezaba a echar de menos, sobre todo escalar en hielo y hacer esquí de montaña en los grandes picos. Para variar, a la val d’Aran le dio por volver a tirar un metro de nieve en apenas dos días y medio y elevar el riesgo de aludes a 4. Por lo tanto llamé a mi colega Carlos, afincado en Sabiñánigo y gran conocedor de las montañas de Tena.

Bueno de Tena, y de todas las vías de montaña y escalada comprometidas de la peninsula si te descuidas…Y me convenció para poner rumbo allí y sacar dos días de fuerte actividad.

El valle de Tena es uno de los valles más amplios del Pirineo y da acceso a algunas de sus montañas más altas y emblemáticas. Es uno de los valles en el que más actividades de alpinismo clásico se realizan y a la vez uno de los que forjó este deporte en nuestro país. Pero no os creáis que va todo de vías clásicas, hay muchísimo terreno de “laboratorio de alpinismo” y mucho margen para hacer el macarra en actividades futurísticas.

Aunque mis primeros contactos con la montaña fueron allí, e incluso competí varios años en el club de esquí Formigal, hacía ya muchos años que no me pasaba por Tena. 

Fue difícil salir de mi Aran, sobre todo dejando esta vista atrás.Es cierto que aquí me podría haber empachado a palitas de freeride, pero con capas inestables y riesgo 4 la cosa no estaba para alta montaña. De mientras, allí estaba todo muy estable, con una capita maja de 30cm de nieve fresca y temperaturas inferiores a quince bajo cero para mantener un hielo sólido durante días.

Arranco el coche sin muchos planes concretos pero la idea de menú es un día hielo y otro esquí de montaña.

Me gustó la fisionomía y distribución de las montañas de Tena. Un valle abierto con grandes sierras y majestuosas montañas de caliza bien definidas. Montañas muy desnudas, con poca vegetación en la media montaña y rodeadas de gigantes. El Anayet, Midi d’Ossau, Peña Telera, Garmo Negro, Punta Escarra, La Foratata…

El jueves Iba a hacer muy bueno, lo malo es que iba a haber rachas de viento huracanadas que harían muy difícil estar en la alta montaña. Además combinadas con los quince grados bajo cero que hacía, la sensación térmica podría ser desoladora. Nos despertamos a las seis, metimos todo al coche y subimos a tomarnos un café y acabar de definir el plan con Iban, Alberto y Eder, que también se vinieron con hambre de montaña.

Decidimos poner rumbo a las cascadas de Hielo de Canal Roya. Desde el collado las vimos bien formadas, un poco enterradas por la nevada, pero completamente a la sombra y muy expuestas al viento. la sensación era un poco desagradable, pero decidimos bajar a echarlas un vistazo. Por lo menos la vista al Anayet y al Midi d’Ossau era sublime.

  

En la aproximación, de la forma más tonta del mundo, a Carlos se le salió el esquí y se le fue al fondo del valle. Bajé a por él, y cuando me vió salpicar polvo en los giros, lo tomó por una señal así que decidimos que no era el día de hacer hielo sino de esquiar. Aprovechamos la bajada e hicimos una foqueada muy agradable al solcito, con el Anayet de fondo. Bueno, agradable, el frío era horroroso, pero con esa vista todo se cura.

 

Posteriormente pusimos rumbo hacía el pico Arroyeras por el barranco de culivillas. La idea era bajar por una de sus canales norte, pero bueno, con ese viento, ya iríamos viendo si se dejaba o no. Por lo menos remontando por el barranco estaríamos protegidos. 

 

En este valle, como en el anterior, también estábamos solos. Paz. Cuando llegamos a la pirámide somital, el viento efectivamente era desolador. La sensación de congelación en la cara era importante, pero por lo menos la vista era inmejorable. Midi d’Ossau, Anayet, Peña Telera, Punta Escarra, Garmo Negro…incluso se veía el Bisaurín en la distancia y muchos de los tresmiles del Pirineo.

 

Llegamos a la entrada de nuestra canal y estaba completamente venteada. La Entrada se veía helada, y un poco más abajo donde aflojaba la pendiente se veían grandes olas causadas por el viento. Qué apetitosa primera parte….Sabíamos por la subida que en cotas más medias ibamos a pillar buena nieve, así que me lancé al lio y seguido vino Carlos. La primera parte era tan mala como parecía, pero en cuanto cambiamos de plano en la montaña empezó el festival: se nos abrió una canal larga, sostenida, ancha y bien cargada a la que no dudé en lanzarme a giro ancho. Por la cara de satisfacción de Carlos, creo que elegimos bien la ruta. Después de esa sección se volvía hacía el barranco por divertidos toboganes. Para las cuatro estuvimos de vuelta en el parking de Anayet.

 

A la tarde nos volvimos a juntar los cinco para contar batallitas y planear el siguiente día. El frío iba a aguantar y el viento a desaparecer. Debería ser bandera verde para casi cualquier actividad. Empezamos planeando muy ambicioso, pero tras muchas cervezas de más, era probable que tuviéramos que bajar el listón. Efectivamente, despertarse fue durísimo y descartamos el Midi. Carlos decidió llevarme a conocer la zona del balneario de Panticosa, él sabía que me iba a gustar por que justo en ese rinconcito las montañas son de granito y me iba a sentir como en casa.

 

Pusimos rumbo hacía el Pico Tablato. A medida que subíamos el paisaje era realmente mágico ganando altitud por el bosque con todo ese circo de montaña de fondo. En cotas medias no había venteado nada y había una calidad de nieve espectacular.

 

 

Queríamos esquiar el corredor en diagonal del Tablato, pero cuando llegamos a la base del collado, pudimos ver que tanto la línea de subida, como la de bajada estaban muy venteadas, heladas o encostradas. Tal como estaba, se podría haber hecho la actividad, pero habría sido el hacer por tachar la línea, así que decidimos intentar aprovechar las zonas con buena nieve y pusimos rumbo hacía los Foratulas. Me alegro de que lo hiciéramos porque descubrimos otro valle impresionante y la bajada por el bosque fue realmente buena casi hasta abajo.

 

Ambas actividades me parecieron muy bien elegidas. No solo por las líneas que hicimos, sino por los valles y sectores en los que estuvimos. Me llevé la perspectiva completa del valle, desde la amplitud del primer día a los rincones ocultos de granito del segundo día. A lo tonto hicimos dos actividades potentes, se podían haber hecho variantes más fáciles o más difíciles y fichamos líneas suficientes para otras muchas visitas al valle.

 

Celebramos con unas Tensinas, la cerveza del valle de Tena, y otra vez para mi querido Aran.

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