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Descubriendo Ranero: escalada de aventura en Bizkaia.

De lo poco que había oído de Ranero es que es uno de esos lugares para recios a los que no se va a escalar, sino a hacer alpinismo técnico con pies de gato. Iba a coincidir en Bilbao con mi colega Carlos y los dos teníamos ya ganas de empezar la temporada de tapia después de tanto esquí. Me propuso una vía llamada in decrescendo en Ranero.

Hay que decir una cosa de Carlos, tiene ya hechas casi todas las tapias que hay, hasta las de un nivel muy serio, así que cuando te propone algo de roca siempre pienso: “madre mía, esto es lo que le queda por hacer porque todavía no ha liado a nadie para meterse ahí.”

Empecé a recopilar información y efectivamente todo apuntaba a que es un sitio recio; paredes realmente bestias, diedros desplomados, 7b+ de auto protección… todo un laboratorio de alpinismo. La mayoría de las vías están en el espectro alto del sexto y hay un puñadín alrededor 6a+, entre ellas in decrescendo, esperemos que se deje bailar. De primeras no me convencía demasiado empezar la temporada allí, tras tanto esquí se nota que el cerrojo no es de otoño y los pies no muerden como lo solían hacer, pero la verdad es que estoy prácticamente todos los días en la montaña, así que tampoco tengo excusa.

Estudiando el croquis, da la sensación que se progresa por un espolón muy herboso, en uno de los puntos donde el muro parece más pequeño, más chato, con muchas secciones de terrazas. Vamos que me dio la sensación de que habría que escalar fino sus pasitos de 6a y 6a+, pero dado el nombre de la vía sería al principio y luego sería un trepe de carácter más alpino. Bueno, esa era la versión que quise creerme así que, al lío.

Croquis por Picos guías de montaña.

Ranero está al final del valle de Karrantza y la peña está prácticamente en la frontera con Cantabria. Nosotros conducimos por la A8 hasta Colindres, donde tomamos la carretera que sube hacía Ramales de la victoria para justo antes de llegar a Ramales tomar la desviación hacía Karrantza, donde enseguida ves la peña a mano izquierda. La reconocerás porque es un monstruo de roca. Nosotros aparcamos arriba del pueblo, en las cuevas de Pozalagua, para después diagonalear por la falda de la montaña por una senda de cabras hasta la pared. Creo que también hay un acceso desde más abajo en la carretera general.

La verdad que el valle merece la pena solo por sus paisajes y sus vistas. Desde lo alto de la montaña se ve dominante el pico San Vicente, las cumbres nevadas hacia el margen Burgalés e incluso la bahía de Santoña con la ría del Asón.

 

Bueno, ya vale de mirar cabras y paisajes, ¡A escalar!

Se encuentra bastante bien el muro de la vía. Se pasa una primera pared de roca muy compacta donde es obvio que no está la vía. Más adelante hay otra pared similar, entre las dos hay una especie de canal medio herbosa medio rocosa con un espolón en medio con algún arbolito. Por ahí es por donde va la vía. Se reconoce bastante bien con los croquis. Avanzad hasta donde acaba la ladera por la izquierda del espolón, cerca del suelo veréis el primer cordino y algo más arriba alguno de los dos clavos y el primer parabolt. Bueno, aquí mi plan de batalla empieza a flojear. ¡Esto se vé muy tieso!

Carlos empieza a abrir, nos da la sensación que habrá que apretar un poco el culo, pero que con dos clavos y dos parabolts nos quitaremos rápido de encima el largo y ya poco a poco va bajando la dificultad. Bueno, no es del todo así. Carlos va abriendo despacio, cuesta ver los pasos y hay que escalar muy fino. No es nada obvio y al primer parabolt…hay que llegar. Después hay que creerse un par de pasos y seguir escalando muy bien bloqueado. 6a+.

Reunión cómoda en una terraza en un buen árbol. Llego vacío a la reunión y como Carlos vé que ya hemos perdido bastante tiempo en llegar hasta allí, decide volver a coger el material y ir abriendo el segundo largo. Este largo se nos hizo tenso. Para empezar estás asegurando debajo de un par de árboles y no ves demasiado bien lo que pasa en la pared. Se progresa por el filo de la pared, el parabolt y puente de roca se dejan atrás pronto y el muro desploma firmemente. Hay buenos agarres, pero hay que escalar fino para buscarlos, mientras el desplome te va mermando. La parte alta del muro es todo auto protección y no da margen a tanto juego. Salir del muro a la siguiente valda se hace tenso por que hay que salir del desplome y seguir la arista por unos bolos más descompuestos. De este largo solo tenemos la foto de llegada a la reunión. 6a.

Por fin cojo todos los cacharros para abrir el siguiente largo. Este apuntaba a que era el disfrutón. Diagonalear un poco hacia la izquierda para entrar en el siguiente muro por la mancha negra. La diagonal se protege bien con una sabina y alguna oreja a lazar, y una vez entrado en l mancha negra hay un parabolt. La roca en la mancha es curiosa, parece como de coral y da cazos. Eso sí, a lo tonto también desploma lo suyo. Una vez pasado se intuye rápido donde está la reunión y entre tanto ofrece buenas posibilidades para meter cacharros. Puro disfrute, en algunos croquis le dan 6a y podría serlo perfectamente, pero es cierto que se abre con otro temple que el largo dos.

Siguiente largo para Carlos, entramos ya en el reino del V+. Un diedro que al principio se deja proteger bien, pero que enseguida para variar se trae una sección tiesa en la que hay que escalar fino y sin fallar.

De hecho llegue arriba de este largo muy vacío y en los últimos metros que eran más fáciles entre una cosa y otra ya empezaba a notar como se me iban agarrando los brazos seriamente. Esa reunión es muy cómoda, estás en una valda amplia con arbolitos. Se intuye que el final del muro está ahí mismo y pedí un tiempo muerto para sentarme un rato, tomarme un par de barritas e hidratar antes de darle el último largo. Esta idea no le gustó tanto a Carlos puesto que teníamos una nube bastante negra encima y además él se tenía que volver a Sabiñanigo después. Otra vez cogió los hierros y se lanzó al lío.

Lo que parecía una fisura ancha y fácil, al final para variar, había que escalarla.

No os dejéis engañar por el nombre de la vía, en cierto modo es in decrescendo, pero es muy sostenida y hay que escalar fino aguantando el desplome prácticamente en todos los largos y si te descuidas en casi todos los pasos. Los tramos de roca son de una caliza muy buena y sorprende de verdad que salgan secuencias de pasos tan sostenidos en el grado con diedros y muros tan estéticos.

En las transiciones de los largos a veces hay hierba, tierra, ramas que se enganchan y roca descompuesta, aunque esto suele ser una constante en este tipo de vías de caliza. Respecto a la dificultad, en mi opinión no es la vía ni el lugar si no tenemos una buena rodada en vías de auto protección de caliza alrededor del 6b, pero teniendo un poco de rodada es altamente recomendable.  

Bautismo de fuego finalizado, ¡ya damos por abierta la temporada!

1 comentario en «Descubriendo Ranero: escalada de aventura en Bizkaia.»

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